Comúnmente conocida como “piorrea”, es una enfermedad crónica causada principalmente por bacterias. Afecta progresivamente desde los tejidos de soporte del diente más superficiales (encía) hasta los más profundos (hueso). Cuando la destrucción ósea es avanzada se produce movilidad dentaria y su posterior pérdida.
Por tratarse de una enfermedad que casi siempre cursa sin dolor, es importante realizar visitas periódicas al dentista, para poder detectarla y tratarla a tiempo.
En los primeros estadios de la enfermedad periodontal, la encía aparece inflamada (gingivitis), enrojecida y sangrante. Se trata de una situación reversible. Si no se soluciona el problema, puede evolucionar hacía periodontitis produciéndose pérdida ósea. En este caso, se forma la llamada bolsa periodontal, en la que las bacterias tienen las condiciones ideales para desarrollarse y causar problemas. Lamentablemente, el daño causado a las estructuras de soporte (hueso) es irreversible, sin embargo, si tratamos la enfermedad a tiempo podremos detener su progresión.
El tratamiento de la enfermedad periodontal va destinado a la eliminación de factores bacterianos. Para detener el avance de la periodontitis será necesario eliminar placa y sarro mediante raspados o también llamados curetajes. Éstos consisten en limpiar las bolsas periodontales que quedan por debajo de la encía con el propósito de que ésta se desinflame y se adhiera al diente, creando una barrera que impida el depósito de nuevas bacterias. En determinados casos, será necesaria prescripción antibiótica y colutorios antisépticos.
En grados avanzados de periodontitis tras la eliminación de factores bacterianos (fase causal) se procede a tratamiento quirúrgico (fase correctora). La cirugía periodontal consiste en levantar la encía para limpiar y desinfectar las bolsas periodontales que son muy profundas, siempre con la finalidad de favorecer la higiene al paciente.
“Una buena salud periodontal es la base de todos nuestros tratamientos”